sábado, 28 de marzo de 2015

DESDE CUBA

SEAMOS CELEBRANTES DE LA VIDA



“La vida cristiana, para ofrecer un testimonio completo, debe unir dos estaciones: la del Calvario y la de la Resurrección. Se llega a la alegría de la mañana de Pascua solamente pasando a través de las tinieblas del viernes santo. El que queda parado en el Calvario va con retraso tras el viviente. Y quien salta por encima de la cruz, no podrá jamás reconocer al resucitado, o sea, a quien lleva las señales de los clavos. Así pues, ¿quién está dispuesto a comunicar esta noticia de vida?”
Al hilo de estas palabras, la invitación que nos lanza hoy la alegría de la Pascua es esta: ser capaces de vivir en plenitud, y por tanto, ser capaces de anunciar al Viviente: Cristo Resucitado. El ha dado precisamente la vida para que nosotros pudiésemos tener el gusto por la vida. Para que fuésemos “celebrantes de la vida”.
¿De qué maneras concretas podemos ser hoy nosotras, Hijas de la Caridad, celebrantes de la vida en medio de una sociedad de violencia y muerte?
¿Qué caminos seguir para anunciar en nuestras culturas al Viviente?
Y habrá que preguntarse también: ¿Nuestro anuncio es de verdad un anuncio de vida?
“Dios es el Dios de la vida, no de la muerte. Dios está en el centro de la vida, no en sus márgenes. Su resurrección es una cuestión de vida para todos nosotros. También nosotros participamos en aquella victoria. También nosotros estamos vivos gracias al Viviente.”
Pidámosle al Señor Resucitado que sepamos transparentar su vida y llevar el mensaje del amor de Dios con toda su diafanía, para que así la humanidad viva, para que así la gloria de Dios sea la humanidad viviente.

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