martes, 13 de mayo de 2014

SANTOS Y BEATOS DE LA F.V: SAN FRANCISCO REGIS-CLET

Una frase del libro de Eclesiastés (4,12), elegida por Francisco-Regis Clet para animar a sus cohermanos misioneros a una experiencia profunda de hermandad y como sostén en su misión, puede ser también la síntesis de su vida: “La cuerda de tres hilos no es fácil de romper”. Fue un hombre con su historia, un creyente de sólida fe, misionero (en China) hast
a al final.
1748, 19 de agosto
Nacimiento
1769, 6 de marzo
Entra en la Congregación de la Misión
1773, 27 de marzo
Es ordenado sacerdote
1792, 15 de octubre
Llega a China
1820, 18 de febrero
Muere estrangulado en una cruz
1900, 27 de mayo
Fue Beatificado
2000, 1 de octubre
Canonizado con 119 mártires chinos
18 de febrero
Fiesta litúrgica
Francisco-Regis Clet fue el décimo de quince hijos de la familia de César y Claudia Clet. Las etapas de su vida – alumno de los Jesuitas en Grenoble, seminarista diocesano, estudiante brillante, respuesta a la llamada en la Congregación de la Misión en Lión – sólo fueron etapas que la Providencia supo abrir para que la cuerda de tres hilos pudiera crecer y desarrollarse. Fue profesor de teología en Annecy, Superior de su comunidad y más tarde Director del Seminario interno de la Congregación de la Misión en la Casa-Madre en París.
Las tempestades de la Revolución no hicieron más que fortificar las raíces de la cuerda de tres hilos de la vida de Francisco-Regis. A partir del momento en que embarcó hacia China, en abril de 1791 y llegó a Kiang-Si en octubre de 1792, pudo ver hacia donde le iba a conducir el Señor. Casi durante treinta años, se dedicó completamente a la misión china y se conformó a un nuevo estilo de vida, así como a un idioma difícil. La situación fue peligrosa a causa de las persecuciones y tuvo que evitar ser reconocido.
Francisco-Regis fue encarcelado en Jinjiagang y más tarde en Nan-Yang-Fou. Después de meses de sufrimientos, fue condenado a muerte. Dos falsos testimonios fueron la acusación contra él: “Vd. ha venido a China en secreto, ha pervertido a numerosas personas con la doctrina que predica y según la ley, tiene que ser estrangulado hasta la muerte”.
Francisco-Regis murió cerca de Ou-Tchang-Fou. En sus sufrimientos hasta la cruz, podía pensar en su Maestro y descubrir el sentido de su camino que le dio la fuerza para llegar hasta al final.
La Casa-Madre de la Congregación de la Misión conserva su cuerpo para mostrar hoy a los hijos de San Vicente hacia dónde hay que ir, con qué generosidad hay que vivir, sin olvidar que “ya vivamos ya muramos, del Señor somos”. (Rom. 14, 8)
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